Cuatro pelis que hay que ver -o no-

| lunes, 23 de febrero de 2015 | 11:16


Este thriller rompe los esquemas desde el minuto uno. Whitaker delgado hasta lo irreconocible, y Bloom masticando el acento sudafricano. Dura, dura. 

Peli española, con este tipo de producto sí podemos competir. Barbara Lennie mete mucho miedo. 

La historia es tan absurda y delirante que fue real. 

Otra peli española. Mateo Gil le echó valor al intentar hacer la segunda parte de "Dos hombres y un destino". Le salió bien, para sorpresa general. Valiosa. 

Jugadores de billar

| miércoles, 18 de febrero de 2015 | 9:53


Con la muerte de José Avello se va el hombre que escribió la segunda mejor novela sobre Oviedo, junto con Clarín, espléndida, compleja y honesta. Y lo dice uno que nació en Vetusta. 

Es la educación, estúpido

| domingo, 15 de febrero de 2015 | 14:48

La cosmética es algo muy sugestivo cuando se trata de la belleza, pero no cuando lo que nos jugamos es el futuro. Los pactos bipartidistas contra el terrorismo quedan muy chulos para la foto, aunque en este caso no sean serios, sino una manera de marear la perdiz, como aquella anécdota que contaba Plutarco sobre Alcibíades, que compró un hermoso y carísimo perro y luego le corto el rabo; cuando se lo echaron en cara alegando que la ciudad entera le ponía a caldo, él contestó riendo: “Pues entonces está sucediendo justo lo que yo quiero, pues pretendo que los atenienses hablen de eso, para evitar que digan algo peor de mí“. Lo que es realmente importante es que los actores se den la mano después de consensuar un gran pacto de estado educativo, y hoy que “griegos estamos”, en la línea de la “enciclopedia”, o sea, una educación en círculo o panorámica, moderna, crítica, secular, metódica y sobre todo unitaria para evitar la disgregación del conocimiento en cada ciclo político. “Es la economía, estúpido”, repetía Bill Clinton en su célebre campaña del 92, y si en 2015 no aplicamos su variante cultural, lo que fracasará será todo un país y su modelo democrático de convivencia. Cada palabra mal puntuada, cada frase mal resuelta, cada burrada geográfica o histórica, es un paso atrás en la comprensión de la realidad, y por lo tanto un espacio vacío que se deja a la colonización, ya sea de otra cultura u otra ideología. “Pensar en generaciones, no en elecciones“, decía Ángel Gabilondo; inversión -que no gasto-, formación del profesorado, disciplina, esfuerzo, objetivos, estructura tecnológica, bilingüismo, elasticidad, excelencia en la educación pública, son algunos conceptos a tener en cuenta, y recordar que el conocimiento es divertido, lúdico, y una vez que se adquiere el vicio, es insaciable. Nicola Porpora, Luis Vélez de Guevara, Paul Thomas Anderson, San Agustín o Lacan, Sigmar Polke, Otto Preminger, Doctorow, Plank, Tycho Brahe, The Black Keys, Pissarro, Edgard Neville… deberían ser moneda común en las conversaciones, y si alguno no te suena, tendría que disparar las alarmas para enterarte ipso facto. Y esto, desengáñense, no es elitismo ni alta cultura, esto es lo normal. 

Mil cosas estupendas

| miércoles, 11 de febrero de 2015 | 13:29


Desde hace unos años el blogger Neal Pasricha, seguramente harto de la retahíla de malas noticias y con una separación en ciernes, se puso a la tarea de enumerar cosas gratuitas y universales que ayudaban a sonreír. El resultado es “1000 awesome things”, un simpático inventario que te energiza, y que obvia por unos momentos a la chusma que se hace pasar por seguidores de fútbol, despropósitos como cuadros que tardan veinte años en terminarse o dislates como que Santi Potros -recuerden la masacre de Hipercor- haya pisado siquiera la calle. Contra el absurdo, algunas iluminaciones: el olor a gasolina; volver a dormir en casa tras un largo viaje; escuchar a una pareja contar cómo se conocieron; ser capaz de abrir la tapa de un bote cuando nadie ha podido; cuando te sujetan la puerta del ascensor; recordar por fin de qué conoces a una personas tras mucho titubeo; descifrar cómo funciona el mando de la ducha en un hotel; cuando te dicen que aparentas ser más joven de lo que eres; aparcar el coche a la primera; cuando eres el primer tipo que aplaude en un evento, y luego todos te siguen; llevarse las toallas y todo lo que podamos arramblar de los hoteles; ver a tus padres bailar; cuando alguien te cuida durante una enfermedad; mirar pasar nubes; comerse el postre que rechazan tus compañeros de mesa; ver las fotos de tu novio o novia cuando eran unos chiquillos; disfrutar un rayo de sol cuando hace mucho frío; tener un orgasmo; cuando te dan mal la vuelta de una compra -a tu favor-; las llamadas de mamá -aunque no lo quieras reconocer-; el olor de un aire realmente limpio; los tupper de mamá -aunque no lo quieras reconocer-; lograr encender un fuego sin utilizar gasolina; comerse un taco sin que se te desparrame; cuando el camarero te invita a una cerveza; sorber los spaghetti; hacer reír a un bebé; ir de copas con un amigo tras una semana malísima; conseguir que no se mueran las plantas; esos raros momentos en que estás solo en una playa; cuando alguien te deja el sitio en un transporte público; que te salga el naipe adecuado durante una partida de cartas; encontrar en un pantalón un billete de veinte euros olvidado; cuando aprendes una nueva palabra en otro idioma; el sonido de las patatas fritas al comerlas; cuando tu móvil está a punto de descargarse y encuentras un enchufe y aparece el rayito verde de alimentación…

Afinando los sentidos o la piedra de Sísifo

| viernes, 6 de febrero de 2015 | 13:45





Un recordatorio de que en mi sección cultural de Onda Cero, AFINANDO LOS SENTIDOS, todos los viernes -incluidas fiestas de guardar- continuamos inasequibles al desaliento. A pesar de que las últimas estadísticas indican que el 55% de los españoles no lee, somos decididos defensores de la máxima "Quien resiste, gana". Hoy a las 19.30, bajo la batuta del gran Arturo Téllez, seguiremos empujando la piedra de Sísifo: pensamiento, recomendaciones cinematográficas, musicales, literarias, entrevistas que abarcan todo el panorama cultural... Somos descendientes de Blas de Lezo, no nos rendiremos...