La cultura como necesidad

| lunes, 9 de abril de 2012 | 9:41


Los recortes de presupuesto se ciernen sobre bibliotecas, compañías de teatro, ciclos de tertulias, rodajes cinematográficos, exposiciones… Es un error pensar que aplicando tijera a la cultura ahorrará algo este país, una insensatez incluirla dentro del apartado del lujo. La cultura es como las raíces de esos matorrales que evitan que se desplome toda una montaña; lo que permite la deliberación, lo que esquiva la polarización; lo que cuestiona, lo que compara. No se puede monetizar la cultura, no se debe permitir que la razón instrumental lo anegue todo: el saldo es relajar tabúes y dogmas, el medro de la clase media -garante de la paz en el mundo-, la tolerancia, la pluralidad. Si cada vez que oyes la palabra cultura echas mano a la pistola, romperás la frágil secuencia humana de pensamiento histórico, fomentarás la trivialización de la ética, el desdoro de la responsabilidad. El humanismo significa conciencia y temple, sabiduría, mesura, ausencia de mojigatería. Lo otro, lo de desviar dinero, nos conducirá al precipicio de la ausencia de criterio, a la desmoralización. Schiller decía que la cultura es la voluntad de diferenciación. ¿Saben lo que decía Carlos el Chacal? Que un atentado vale más que todos los posibles panfletos para fracturar toda una pared de ignorancia e indiferencia, vale más que toda una biblioteca de sabios análisis que solo sirven para alimentar disputas ineptas entre iniciados e intelectócratas… el terrorismo es una especie de himno a lo humano. Eso es lo que decía Carlitos. Seguro que el Chacal abogaría también por los recortes, porque las raíces sean arrancadas y se produzca un corrimiento universal de tierras y civilizaciones. El menosprecio posmoderno por la historia y el pasado, por la vieja literatura, y en general por todas estas claras voces que nos cuentan que todo ha pasado ya, es proverbial. Que regresen a las aulas Plutarco, Plotino, Herodoto, Tucídices, Jenofonte… A pesar del abismo que nos separa, ellos nos sabrán explicar el despeñadero que le aguardaba a una sociedad capaz de pagarle 28 millones de euros a un futbolista o soportar una liga que debe 4000 millones más. 


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando dices "La cultura es como las raíces de esos matorrales que evitan que se desplome toda una montaña", yo pienso: ¡qué imagen tan gráfica! Pero es que además la cultura es mucho más, es quien nos susurra cuando dormimos que la necesitamos para respirar.

inspirador este artículo un lunes por la mañana.
gracias,
cristina (sueños "disparate": www.sdisparate.wordpress.com)

Begoña Argallo dijo...

Yo me quedo con eso de que la cultura es lo que permite la deliberación, lo que esquiva la polarización; lo que cuestiona, lo que compara.
Me quedo con eso porque nunca pensé que fuese cultura, tengo una enorme costumbre de cuestionarlo y compararlo todo, que a muchos les molesta profundamente.

Se está recortando el presupuesto de comida para hambrientos, medicamentos para enfermos, casa para las familias, acceso a la formación para los estudiantes, entrenamiento para deportistas y un largo etc. Recortar en cultura parece un intento de estrategia macabra a la sumisión de un pueblo, que indefenso se deje maniatar.
Somos tan modernos que en vez de matarnos a cañonazos nos matan recortándonos como simples recortables que hubiese que podar.

Rodericus dijo...

La mejor vacuna contra el totalitarismo y el pensamiento único siempre ha sido la cultura. Aún resuena en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el grito de Millán Astray : "Viva la muerte, abajo la inteligencia", y la respuesta de Unamuno : "Venceréis, pero no convenceréis". Y se impuso la fuerza bruta, pero no convencieron a nadie, ni siquiera a si mismos.

La mejor manera de controlar a la ciudadanía y conseguir un rebaño dócil y acomodaticio, es limitarles la capacidad para elegir mediante el conocimiento de las alternativas a la "verdad oficial". Tenemos una larga tradición de eso en este país. Siempre me ha enojado la poca formación en humanidades del sistema educativo, poniendo énfasis en la formación técnica.

Y el entorno social y de los medios de comunicación tampoco ayudan, fomentando dos "religiones" dirigidas a ambos sexos : el fútbol y el periodismo "cutre-rosa".

Siento una envidia sana de los franceses. Que un programa de televisión dedicado a la cultura y las letras tenga en Francia audiencias millonarias, me parece un síntoma de la buena salud de la cultura pública francesa.

Me temo que la política de recortes va a suponer un retroceso de un par de décadas en el nivel de vida de este país.

Habrá que tener muy buena salud de ahora en adelante para poder ver llegar los buenos tiempos otra vez.

Mirar de ahorrar hasta el ultimo céntimo para poder enviar a los hijos a estudiar en la escuela privada, porque la pública se va a poner al nivél de las "madrasas" islámicas, donde solo se estudia El Corán.

Y sobre todo, mantener el optimismo y el sentido crítico con un punto de mala leche.

Porque esta pandilla de iluminados que han llegado al poder, no se dan cuenta de que con la política de recortes, solo van a provocar mas parálisis económica, mas paro y mas miseria aún si cabe. Y el déficit, continuará disparándose ante la falta de recaudación de impuestos.

Parece que nadie en el ministerio de economía y en la presidencia hayan leído las teorías de John Maynard Keynes.

Saludos.

Juan Carlos dijo...

Una de las grandes carencias de este país nuestro es el de no tener al frente a políticos ilustrados. Ahora la política es más funcionarial, lo que impide la acción pensada, al menos a medio plazo, y eso requiere de intelectuales que les ayuden. Es imprescindible tener un amplio conocimiento histórico-filosófico y gran visión del mundo para poder gobernar.