La química que funciona

| jueves, 17 de marzo de 2011 | 11:35

http://www.youtube.com/watch?v=JblTGP4gBZQ


Tuve un flash. Fue viendo el vídeo del grupo Funambulista, su canción 'Ya verás', con los actores Leticia Torres y Fernando Coronado interpretando a una pareja que se reencuentra y de nuevo saltan las chispas en una relación en que -es lo que se deja entrever- siempre quedaron rescoldos incandescentes. La canción es fantástica, y en el vídeo la química entre los actores es salvaje, por lo que el fuego se atiza él solito y las llamas hacen que todo crezca, se ensanche, se transforme. 'It works', que dicen los guiris. Y no hay más que hacer: o es o no es. Y si no es, absolutamente nada funciona. La química es autosuficiente y no se puede manipular, aparece, no se puede encauzar, crece en tu interior y toca todo lo que puede ver, es como uno de esos besos en la boca, intensos como la sal. Carmelo Gómez tiene un nombre para ella: la relación secreta. Y sucedía en la película 'La piscina' entre Romy Schneider y Alain Delon, cada vez que se miraban hacían bueno aquello de Köbe Abe de que si existe un alma está en la piel, y todos sabíamos que la noche anterior habían estado follando como posesos. Y sucedía entre Jack Lemon y Walter Mathau -supongo que estos dos lo hicieron sin pasar por la aduana de las sábanas-. Y cuando nos sentamos al lado de un extraño en un avión y terminamos contándole nuestra vida en anonimato y complicidad. Y entre R2D2 y C3PO -también entre Darth Vader y el Emperador-. La hubo entre Roman Gary y Jean Seberg -loado sea su nombre-, entre Frodo y Sam, entre Zeze y la planta de naranja lima, entre Satine y Cristian, entre Elvis Presley y Ann Margret, entre Pin y Pon, entre Redford y Newman, entre Israel y Silvia -de 'Gran Hermano'-, entre Hierro y Sanchís, entre Adriano y Antinoo, entre pequeño y burgués, entre Ortega y Gasset y tantos, tantos otros. Sí, la química. Toda ella es una promesa. Incita a dar, cuando normalmente todo se basa en el ansia de ser amado, en cubrir el ego y la vanidad, en la búsqueda de la aprobación y la ratificación. Es un riesgo, claro, porque nos pueden herir de una manera profunda, pero en una vida, ya lo decía Anatole France -qué bien escribía y qué poco le leen- en la que todos vivimos a oscuras en una habitación, los sabios tropiezan contra las paredes y los ignorantes permanecen tranquilos sentados en su centro.

4 comentarios:

Sandra Sánchez dijo...

jajaja qué bueno lo de Ortega y Gasset Ignacio, sin duda debían de estar muy compenetrados...jajaja.
Un post muy interesante éste del a química, es cierto, o la hay o no la hay y a veces resulta verdaderamente patético el intentar que la haya sin llegar si quiera a rozarlar...
Supongo que los budistas te dirían que son personas que en otra vida ya se habían conocido o que ya tenían algún tipo de relación, me gusta esta teoría, es como la de las almas gemelas, bueno quizás me salgo algo del tema pero es que me lo recuerda también, sí.
Cuando te tropiezas en la vida con alguien con la que tienes química creo que es una de las experiencias más estupendas que se pueden tener.
Me gustó mucho la frase última que citas la de estar en una habitación a oscuras, creo que es cierto no hay una habitación más oscura que la vida misma, en todos los miles de años de nuestra existencia ni siquiera hemos llegado a abrir una pequeña rendija de un minúsculo ventanuco...en fin...
Saludos!

Rodericus dijo...

Te has olvidado de Laurel y Hardy.
Es un extraño y mágico vinculo que se establece entre seres que no tienen nada o casi nada en común, una especie de corriente invisible.

A veces es una chispa que dura escasos minutos. Otras, puede ser eterna. Me vienen a la memoria Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Delante de las camaras, electricidad pura. En la vida privada, una pareja que funcionó hasta el finál de él como el primér dia.

Gente así dá sana envidia.

Saludos.

Anónimo dijo...

En este momento asisto a lo contrario: la muerte de esa chispa entre dos enamorados que durante mucho tiempo lo fueron todo para el otro. Y escucho palabras de rencor por una parte y de intentar solucionarlo por otra. Sabiendo que no habrá solución... Y que atrás se quedan tan buenos momentos como espectador. Uno no se cansa de vivir en vivo y en directo tan buenos momentos, aunque sea como espectador de un amor inmenso.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Es la vida. A partir de ahí se trata de convertirlo en amistad duradera, y si no se consigue es que el amor fue muy pobre.