Clasismo

| martes, 30 de noviembre de 2010 | 0:04

En una ocasión, durante la guerra de Independencia, un fusilero británico tuvo a tiro a George Washington. En el momento en que se disponía a apretar el gatillo, recibió la orden de un oficial de no disparar. ¿La razón?: no le correspondía a un soldado raso elegir como objetivo a un hombre de clase social más elevada. Resulta interesante especular sobre el curso que hubiera tomado la historia si no hubiera existido tal sentimiento de clase.

5-0

| sábado, 27 de noviembre de 2010 | 22:30



Hay algo que resulta innegable: mi futuro como pitoniso...

Colar de matute

| jueves, 25 de noviembre de 2010 | 11:22



Esta reseñita va a tener su gracia porque me acaban de pedir mi opinión acerca de Ana María Matute, en relación a la concesión fresquísima del Premio Cervantes, y resulta que jamás he leído nada suyo. Si se lo hubieran dado a Goytisolo, hubiera podido ironizar acerca de si este autor, alérgico a los premios -de pico, como todos los culturetas-, iría o no a recogerlo, o si la concesión hubiese sido para un imprevisto Arturo Pérez-Reverte, hubiera sido fácil extrapolar a otro caso que se me antoja similar: el Nobel que hace años defiendo para Stephen King.

Pero no, se lo han dado a la señora Matute, un desafío, oigan. No obstante, creo que vislumbro luz al final del túnel, y resulta que no es otro tren que viene de frente: porque lo que sí he leído han sido entrevistas de la insigne. La última, un par de semana atrás, en la cual decía que a ella le gustaba que le dieran premios, que le hacía ilusión, y pensé que al menos no era una hipócrita. También aseguraba que no le gustaba torturar al lector -como a tanto pelmazo de esos que parece estar oliendo siempre a mierda, ustedes saben a quiénes me refiero-, y comprobé, a pesar de las dolencias que la acosan, que gasta una coña marinera considerable.
Y miren, qué quieren que les diga, alguien que no tiene falsa modestia, reniega de tanto brasa y posee gracia, no puede ser menos que inteligente. No creo que sea una mala empresa comprobar qué más cosas alberga en su cabeza. Yo el primero.

Paco el de las rebajas

| lunes, 22 de noviembre de 2010 | 13:25

Las Juventudes del PSC convierten una papeleta de voto en un vibrador virtual tamaño Nacho Vidal que le provoca a una ciudadana un orgasmo comparable a los que yo siento cuando me tomo un Priorato. Montse Nebrera aparece envuelta en una toalla blanca recién salida de una lúbrica noche de picos pardos. De nuevo el PSC edita un vídeo descojonándose de Mas, utilizando el socorrido recurso de La vida de Bryan -always look on the bright side of life, naná, naná, nanananá-. El PP de Alicia Sánchez-Camacho crea un videojuego en el que montados sobre una gaviota podemos desintegrar inmigrantes e independentistas, y de paso ya por qué no clavar sus cabezas en una pica, en plan Vlad Tepes, que quedaría muy pintón. Laporta ficha a una actriz porno -la próxima vez le recomiendo a Brigitta Bulgari, y así lo disfrutamos todos-. Al President Montilla lo disfrazan de superhéroe -sin comentarios-. Bien, todas estas quisicosas no son un chiste del ínclito Chiquito ni están sucediendo en el Kazajstán de Borat, sino en Cataluña. En la Cataluña de Josep Pla y Pere Calders -nuestro Primo Levi nacional-, es decir, en la España de Ignacio Aldecoa y Lorca, es decir: en un sitio digno de respeto. Eso es lo que parecen negarles a los catalanes en concreto, y a los españoles por extensión: respeto. La vídeo-política pretende embridarnos, camelarnos como si fuésemos retrasados mentales en una dinámica que parece acentuarse con los años. Señores, yo les aseguro que leo exactamente los mismos manuales que ustedes y sé cómo funciona la política mediática -¿les suena Confessions of a Political Hitman, de Stephen Marks o los opúsculos de Karl Rove?-. Los votantes ya no vivimos en un limbo informativo, y lo que queremos ahora es un catálogo de soluciones razonadas y un compromiso ante notario, con las consiguientes responsabilidades que conlleva. Punto. El resto nos la suda. Y mientras se deciden, se continúa practicando un ignominioso entreguismo con el gobierno marroquí, que también nos la querrá meter doblada en Ceuta, Melilla y con el tiempo en las Canarias; en Valencia no pueden pagar ni los sellos del correo oficial; el agujero que tiene Madrid debe ser como el del meteorito que liquidó a los dinosaurios, y el resto de administraciones centrales, autonómicas y locales andan a la última pregunta; nos sobrevuela la sombra de los 50000 millones que han de picarse en vena los irlandeses… Pero ustedes sigan, sigan, que ya vendrá Paco con las rebajas. Lo malo que es su factura la vamos a pagar todos.

Amigos para siempre

| miércoles, 17 de noviembre de 2010 | 13:21

Escuchado ayer en una presentación, una voz anónima, con fina ironía, una fila detrás de mí:
Los amigos de verdad te van a visitar a la cárcel, al hospital y a las presentaciones de libros.

André Kertész

| domingo, 14 de noviembre de 2010 | 10:44

Das Ewig-Weibliche Ziet uns hinan

| martes, 9 de noviembre de 2010 | 23:43

Las iconologías de Maffesoli

| domingo, 7 de noviembre de 2010 | 12:13



El sociólogo Michel Maffesoli ha construido un interesante panóptico para repasar los iconos occidentales que definen nuestra época, un elenco ordenado alfabéticamente, en retratos breves e intensos, que van desde Zidane hasta las tribus urbanas, pasando por las redes sociales, haciendo noche en los tatuajes y terminando en la publicidad, Harry Potter, Brasil o el hedonismo moderno.Resulta iluminador cómo al tiempo que los identifica y los fija, procura conectarlos con la tradición y los mitos del pasado. Haciendo caso omiso de una ciencia -la suya- que tiende a teorías demasiado generales o abstractas, Maffesoli pronuncia un sésamo que abre conceptos particulares, a ras de tierra, conceptos comunes e incluso banales, y, a partir de esas muestras histológicas de la realidad, intenta retratar ese principio contradictorio que todo ser humano lleva dentro.Matices, actitudes, miradas, gestos… El sociólogo francés utiliza una mirada transversal para, por ejemplo, partiendo de san Agustín y su Ciudad de Dios, hacer un fresco del eterno adolescente fruto de la sociedad actual; o mediante camafeos de ideas, contrapone el Homo sapiens con el Homo festivus como metáfora del paso del racionalismo al sensualismo.Parece como si el filósofo francés hubiese escuchado la frase de Camus acerca de que este mundo tiene un significado más elevado que trasciende todas sus preocupaciones o esas preocupaciones son su única verdad, o el mandato weberiano de que hay que estar a la altura de lo cotidiano. Al cabo, cuando nada es importante, todo es importante, y son los pequeños fenómenos de la vida corriente los que determinan la existencia individual y colectiva, constituyendo el “estar juntos” postmoderno. Si hay algo que reprocharle a Maffesoli es que peca de cierto afrancesamiento en sus conclusiones, en ocasiones, resulta demasiado autorreferencial, y sus capítulos son de desigual factura, mezclando momentos brillantes o agudos con otros de sobreinterpretación, pero, en resumen, resulta interesante en la argumentación, resolviendo que nuestra sociedad occidental pasa por un periodo crítico de cierta involución y cuestionamiento. Vivimos en una época marcada por el retorno de lo salvaje y la salida a la superficie de la animalidad reprimida, un triunfo de los humores y las bajas pasiones, del ser humano más bárbaro, paradójicamente, recurriendo a la tecnología e internet. Es evidente que nosotros los efímeros, como nos llamaba Rilke, no podemos salir indemnes del hecho de que hay 240 millones de personas que juegan habitualmente al fútbol en un millón y medio de equipos de 300,000 clubes adscritos a las seis grandes federaciones de la FIFA, una institución de alcance mundial con más miembros que la ONU.

Bocatto di cardinale XXXVIII

| miércoles, 3 de noviembre de 2010 | 10:34

Marc Fumaroli es inacabable lo mires por donde lo mires.


Visualmente irreprochable. Y triste. Tristísima.



Los Black Mountain suenan a Led Zeppelin, y a mí todo lo que suene a los Zeppelin me pone...