Listas y listos

| viernes, 8 de mayo de 2009 | 19:28



Las listas. Hay mucho que cortar en el tema. Hay muchos tipos de listas. Hay listas benignas, como la de la compra. O listas salvíficas, como la Schindler, porque está claro que si no te hallabas en su lista estabas jodido. En una de las últimas películas de Hugh Jackman, que también se titulaba La Lista, si te apuntaban en ella follabas por la cara con una desconocida que estaba buenísima y en un hotel de lujo. No es mala lista, no. También está el Index Librorum Prohibitorum, la lista que hace la iglesia de libros prohibidos, que es una especie de Guía Michelín sobre lo que es interesante comprar para tipos como yo. Y la misma Guía Michelín, que la hacen los franceses y que por eso debe ser que les dan más estrellas a sus compatriotas. Digo yo. ¿O será porque son mejores cocineros? En fin, no sé. Se me ocurre a su vez la lista de la fiesta de Mecano, sí, esa de en tu fiesta me colé, Coca-Cola para todos y algo de comer. Ahora bien, si no estás en lista ni niñas monas ni nada, como en la puerta de las discotecas, que te vas a la puta calle. Um… listas. Haberlas haylas. Negras, blancas y supongo que de colores. Y a veces tienen mucho peligro, porque si te meten en una lista te sacan de otra, hay que tener cuidado con las listas que elaboras. Hay algunas como por ejemplo las de Harold Bloom, que si no te mete en ellas parece ser que no cuentas en la historia de la literatura. Aunque no sea más que una opinión, claro. Y las listas musicales, que otro tanto de lo mismo. Listas, listas, recuerdo que a mí en los Dominicos me pasaban lista para ver si no había hecho novillos, pero eso es otro cantar. Lo que resulta axiomático es que muchas de las listas se hacen no para que la gente incluida sepa que está en ella, sino para hacer evidente quién no está ni va a estar. Sí, aquello de Don Sabino Fernández Campo de ni está ni se le espera. La mayoría vienen precedidas de años de ninguneo y una acumulación geológica de capas de rencor contra los caciquillos que antes hicieron las listas –y creo yo que contra el mundo en general-, y cuando llega el momento de tener la sartén por el mango, en vez de evitar las mismas uno se dedica a pergeñar la suya propia e intentar ser el gallo del gallinero y repartir prebendas y disfrutar de una corte de palmeros. Esta escena está bien retratada en Viva Zapata, de Elia Kazan, cuando Brando, tras llegar al poder, termina por imitar los tics de Porfirio Díaz. La cosa es que Emiliano se dio cuenta a tiempo y lo dejó estar. Aunque eso es mucho pedir hoy en día. Nihil novum sub solem, siempre habrá una larga cola de aspirantes a caciquillos. Listas, listas… um… ¿y usted? ¿Está en lista? Sí, no se haga el listo, ¿está o no está?

1 comentarios:

LBO2 dijo...

Efectivamente en el tema de las listas hay mucho que cortar, y es casi imposible responder, como propones, a la pregunta de si uno está o no en lista. ¿Qué lista?. Supongo que todos formamos parte de alguna lista, o más bien de muchas....

Empezando por el principio, te diré que la primera lista de la compra de mi vida de casada no me resultó nada benigna, sino la protagonista de una “escena de matrimonio”, que al ser en lugar público una sabe que lo ha de hacer es callarse. Porque hay cosas que sólo se pueden decir o hacer en privado. Servidora, que siempre ha pertenecido a la lista de mujeres archi-ordenadas, había preparado una lista de la compra, todo de seguido, según notaba las carencias en la recién estrenada casa. Al llegar al supermercado me encuentro con que mi recién estrenado esposo (como esposo, quiero decir), que se había fiado de mi lista, me pregunta que cómo había sido capaz de elaborar semejante lista de la compra. Tomates, champú, pañuelos de papel.....Le miré atónita y muy suavemente (aunque empezando a hervir por dentro) le contesté que “¿Qué le sucedía a mi lista?”, poniendo un poco de tono de listilla......El me contestó muy tranquilamente que era obvio, PARA CUALQUIER MORTAL, que la lista de la compra había que hacerla dividida por secciones del supermercado en aras de ahorrar tiempo y ganar eficiencia. Carece de sentido comprar los tomates, y luego tener que regresar a la sección de higiene, porque el champú, no estaba donde habías puesto los otros productos de baño....Abrí los ojos como platos, dado que mi esposo me había incluido en la lista de los “mortales” incapaces de elaborar una simple lista de la compra y, a trancas y a barrancas y en silencio, of course (no volví a abrir la boca) terminamos nuestra primera compra. Por consiguiente, formo parte desde ese día, de la lista de personas que elabora la lista de la compra, haciendo previamente un cuadrante donde separa: higiene/ alimentos/ bebidas /cosas de hogar y varios/, e incluso lo he llegado a dividir en sub-secciones de acuerdo a la distribución del supermercado que solemos frecuentar. Esto es lo que le pasa a una, que perteneciendo a la lista de las mujeres ordenadas, se casa con alguien que profesa el integrismo del orden. No apto para la que sea capaz de dejarse un pelo en la bañera.......Así que benigna, benigna, la lista de la primera compra no fue. Eso sí, he de reconocer que es mucho más eficiente. Yo nunca he pertenecido a la lista de los inflexibles o duros de mollera....

La lista de los libros prohibidos siempre me ha parecido interesante; la única que desecho es la lista de los libros aburridos. Y la de los buenos restaurantes, siempre que puedo, procuro utilizarla. Los franceses son chovinistas, ya se sabe. Y aunque en esto de las artes del saber hacer los mejores platos y los mejores caldos (vinos), han sido pioneros (esto es una verdad tan indiscutible como la ley de la gravedad) creo que deberían ir dejando hueco, con manga un poco más ancha, al resto del mundo. Estos días se han emitido reportajes sobre El Bulli, en los que entre otras cosas interesantes, explicaban lo mucho que tardaron los franchutes en reconocer qué era El Bulli y quién Ferrán Adriá. No les quedó otro remedio, porque en caso contrario les tacharían de ignorantes culinarios. Está claro. Tan claro como que también barren para casa al elaborar la Michelín.

En cuanto a La Lista esa de la peli de Hugh Jackman, pues qué decir......Pertenezco al grupo de mujeres que si se encontrara lo mismo en versión masculina pues tampoco le vería mayor interés. Aunque el primero de la lista que te pudieras beneficiar en un hotel de lujo fuera el mismísimo Hugh Jackman. Bueno, para cualquier mujer heterosexual y con buen gusto, es evidente que Hugh Jackman está como está.....pero de ahí a lo que tú dices de “follárselo por la cara en un hotel de lujo.....”. Servidora como que no. ¿Porqué?. Pues porque es un desconocido (al margen de que ambos estamos casados). Cada uno es como es. Y para mí es dogma que no se puede amar lo que no se conoce, y el resto son rollos, y como bien dice la palabra, los rollos son un rollo. Ya sean rollos de libros o de otra cosa. Mi formación espiritual y académica de economista, me llevaron irremediablemente a esa conclusión. La formación espiritual, que no me permite separar el sexo del amor (aunque para mi desgracia lo haya practicado cuando me di cuenta, demasiado tarde –lenta que es una- de que no amaba verdaderamente a mi primer novio, y por miedo a decírselo y hacerle daño, le hice más daño aún); por consiguiente sé de sobra lo que es el sexo sin amor. Nunca la llevé al extremo tal formación (pecadora que es una), porque ya se sabe lo que dice la Iglesia Católica respecto al sexo fuera del matrimonio, pero.... Mi formación de economista también me lo impide. Carece de sentido económico un “intercambio” en el que uno no salga beneficiado. Yo, de un intercambio de fluidos con un desconocido, (lo siento, pero yo los fluidos los comparto porque mi religión me prohíbe usar preservativos, la del placer una de ellas) no saldría en absoluto beneficiada, sino muy mal parada. Por consiguiente, aunque el desconocido en cuestión fuera como Hugh Jackman, o como el que hoy es mi esposo, o como Ignacio del Valle, o sea que estuviera buenísimo como cualquiera de esos tres sujetos, seguro que todos ellos con sobradas cualidades amatorias (que sólo he confirmado en un caso, obviamente) a mí, no me haría ninguna gracia esa lista. No se puede amar lo que no se conoce; tal vez no se llega a conocer nunca a nadie; tal vez nunca lleguemos a conocernos del todo, aunque si es a nosotros mismos, tal desconocimiento es bastante triste; espero que no me pase. Pero el sexo, sin amor, no es tan divertido. Y como desgraciadamente lo he probado, lo sé. Y como se suele decir: “El amor, ......el que lo probó lo sabe”. Además de que sólo si se mantiene al amor por alguien, se mantendrán las ganas de sexo. Sólo es una opinión, pero la tengo muy meditada.

Los hombres suelen diferir de esto. O por lo menos, así me lo hizo saber alguien, que oliéndome de lejos, me preguntó en la primera cita, en la primera cena, si yo era católica practicante. Al decirle que sí estaba incluida en la lista de los perros verdes que sin tener sesenta años, seguía yendo a Misa los domingos después de hacer la comunión, se dedicó el resto de la cena a demostrarme “matemáticamente”, repito, “matemáticamente” la inexistencia de Dios. Casi una hora de demostración. Aquella conversación, mejor dicho, monólogo, me pareció muy singular para una primera cita. Pero el hombre en cuestión era singular, supongo que por eso, entre otras cosas, me gustaba tanto. Me dejó estupefacta y, por supuesto, incapaz de refutar lógicamente tal cuestión. Entre otras cosas, porque no es una cuestión racional. Así que me salí por la tangente y le contesté que además de formar parte de la lista de católicas bautizadas que iban a Misa los domingos, formaba parte de la lista de las que pensaban que los rollos era un rollo, y le quedó claro lo que NO iba a suceder esa noche, ni.........Supongo que lo supo desde el principio, porque a veces pienso que me conoce mejor que yo misma (es factible porque su inteligencia es indiscutiblemente superior a la mía, aunque diga que no me conoce, sí lo hace). Y como lo supo desde el principio por eso me largó el speech durante la cena, en lugar de dedicarse a comerme la oreja y ahorrarse gastar saliva inútilmente. Aunque lo hubiera hecho con otras en el pasado (que no me interesa) y considere La Lista de la peli de Hugh Jackman, una lista interesante, claro está. Tan claro como que juró amor y fidelidad eterna a esta servidora, ante un Dios cuya inexistencia demostró aquel día, de aquella primera cita, “matemáticamente”. Y así es. Y pongo la mano en el fuego por él. Y seguro que no me quemaría. Lo único que espero es poder seguir poniéndola siempre por mí. Ha habido momentos en que no lo he tenido tan seguro.....Espero no fallarme nunca.

Pero como formo parte de la lista de las personas que damos un valor a la palabra dada, pues lo hacemos y lo respetamos hasta el extremo de renunciar al sexo, incluso donde y cuando hay amor. Aunque duela, aunque se sufra por momentos, pero así ha de ser, porque es lo más rentable o porque sencillamente es preciso renunciar a la otra opción, porque no queda otra opción digna. Y al final, sabes que acertarás, porque es la única manera de encontrar LA FELICIDAD. ¿Quién no quiere estar en la lista de las personas felices?. Yo, a esa lista me apunto la primera y para mí, es impensable la felicidad sin vivir enamorado de la persona con la que vives....

También formo parte de la lista de liberales, eso ya lo he dicho muchas veces....

Y asimismo formo parte de la lista de personas cuyo escritor favorito es Oscar Wilde. Bueno, mi escritor favorito ya muerto. Y como a mí, además de mis padres y de las monjitas de mi cole, me educó Oscar Wilde, porque era muy aficionada a sus escritos prohibidos, pues formo parte de la lista de mujeres que lloran sólo y exclusivamente en solitario. Cuando nadie las ve, y que al mundo procuran darle sólo sonrisas. Mi adorado Oscar Wilde decía que las lágrimas son la ruina de las mujeres bonitas y el refugio de las feas. Yo, a mi edad, ya no soy una mujer bonita. Está claro. Pero en honor a Oscar Wilde y en honor a que, tal vez, cuando tenía 20 años, formaba parte de la lista de mujeres que los hombres (según gustos, claro) consideraban bonitas, sigo llorando, cuando me toca, a solas.

También formo parte de la lista de pianistas frustrados, a los que ya he dicho que no se les puede hacer mucho caso, porque se ponen pesados y melancólicos.......

También ¿formo parte de la lista de las pijas?. Pues no. De esta lista, yo no formo parte, aunque siempre me han catalogado dentro de ella. ¡¡Qué fácil ubica la gente al prójimo, a veces!!. ¿Y qué es ser pijo?. Me he molestado en averiguarlo, dado que siempre me lo han llamado. De cole de monjas, uniforme, papás de clase media alta que pagan viajes al extranjero todos los veranos, un piano para Oviedo, otro para la casa de Luanco.....NO; de esa lista siempre me he resistido a pertenecer, aunque me hayan querido incluir. Mis amigas de la adolescencia, que cuando se quitaban el uniforme, se vestían “uniformadas” con los mismos pantalones, los mismos Barbour, sombreritos.....todas iguales para estar en el catálogo, solían mirarme raro, ante mi forma de vestir. La mía, ni más ni menos. Y que no es catalogable, creo yo. Siempre me he vestido como me ha dado la gana; al margen del grupo, incluso en momentos de mi vida, como la adolescencia, en que a la mayoría les resulta muy difícil huir de la influencia del grupo. No soy pija, porque se me ha pasado la edad, pero tampoco lo era cuando la tuve. Porque siempre he aprovechado el dinero que en mí han invertido mis padres, y huía de hablar con pijos madrileños, si se me pegaban en el extranjero. No soy pija, porque puedo pronunciar correctamente la S, una inicial muy importante para mí (es la de Sexo, entre otras), porque no uso latiguillos como “o sea” y porque siempre he tratado de hablar, como se debe hablar, O SEA, BIEN. Pero sobre todo, no soy pija, porque jamás me ha caracterizado algo que define a ciertas personas que están en ese grupo: la indolencia. Por ahí, no paso y con eso no comulgo. Estoy en las antípodas de eso.....Así que en la lista de PIJAS, no estoy, aunque les aseguro que me incluyen. Casualmente hoy llevo un jersey rosa y azul marino que pone Oxford University (porque he estudiado allí y me lo compré) y un chubasquero rosa que mi mami me trajo de Estados Unidos, y claro, tengo que ponérmelo. Y aunque me haya bañado en el Club Náutico, y me gusten determinadas cosas, no soy pija, tal y como lo entiende la mayoría de la gente. Supongo que la que no me escucha cuando hablo.

No formo parte de la lista creciente de la RAI, que como sabrán, no es sólo la televisión publica italiana, sino la creciente, cada día más, lista o Registro de Aceptaciones e Impagados, o sea, uno de los registros más conocidos de morosos, que dados los tiempos que corren, crece día a día, dificultando que los mismos obtengan lo que necesitan, o sea, nueva financiación. No formo parte de esa lista, porque por principios soy buena pagadora y además, mi trabajo me permite seguir pagando cómodamente todos mis recibos y facturas, sobre todo los que han bajado como consecuencia de la crisis......


He de cortar, pero seguro que puedo incluirme en alguna lista más o excluirme de alguna que considero indeseable.....


Así que dominico, Ignacio del Valle. ¡Qué agradable sorpresa!. Dominico y religión “Sem resposta”. Qué sofisticado. Lo digo sin coñas y sin preguntas, por supuesto. No te preocupes, que como vivirás 126 años, te dará tiempo a terminar yendo a “Misa” todos los días de tu vida con inquebrantable fe. Puedes creerme PORQUE TE LO DIGO YO. Una dominica, que vivirá 122 años y que durante 13 años de su vida no se separó del uniforme azul marino, y a la que pasaban lista en clase, como a las demás. Muy útil lo de la lista, para saber si hacías novillos y para aprenderte los apellidos de tus compañeras. Todas chicas, en mi cole. Yo soy capaz de recitar muchos de ellos aún.....

¡Ay!. Qué tiempos aquellos, en que una entraba en la lista, diría yo hoy difícil lista, de pianistas de 15 años y cara de muñeca. Dificilísima o mejor dicho, imposible hoy.

Porque ni tengo 15 años, ni soy pianista (o al menos no soy capaz de tocar como tocaba a los 15 años porque me dediqué a otra cosa) ni tengo cara de muñeca, aunque parece ser que la tuve, la cara y el aspecto de muñeca. En esa lista siempre me han incluido los hombres. Así que no me ha quedado otro remedio que aceptar, por decreto masculino, que tenía ese aspecto de “muñeca”. A mis años, supongo que ya no es así, aunque procuro no mirarme mucho al espejo. Tengo cosas más importantes que hacer: cuidar y mirar a mi pequeño y guapísimo hijo, por ejemplo.

¿Parecer una muñeca, o ser una muñeca?. No es lo mismo, es evidente. Hay listas que definitivamente son totalmente indeseables......