Jugar como un maestro

| domingo, 28 de septiembre de 2008 | 11:37


Esto no me cuesta nada escribirlo. O me cuesta todo. Ha muerto Paul Newman, es decir, ha muerto la belleza, la inteligencia, la complejidad, la credibilidad. La clase. A pesar de su condición cuasidivina, no ha podido resistirse a la Pelona, que a su vez no fue capaz de resistirse a sus espectaculares ojos azules. Este es mi particular y sincero homenaje a Paul Newman, mi agradecimiento al hombre que me ha salvado tantas veces la vida. Me la salvó Eddie Felson, aquel genio arrogante machacado entre el humo y el güisqui por el Gordo de Minnesota, que finalmente se sobrepone a su propio talento en una lucha tan épica como desoladora. Me la salvó la ocurrencia, el idealismo, la locuacidad, el optimismo de Butch Cassidy. Me la salvó el coraje con que encara su inevitable destino aquel patriarca irlandés en Camino de perdición, cuando ha de salvar a Caín aunque ame más a Abel. Paul Newman ha sido una droga, una filia profunda. Con él las he pasado putas cuando me perseguían los comisarios del Union Pacific, he sido un virtuoso del billar, he pasado noches enteras jugando al póker, he perseguido el dulce pájaro de la juventud, he caminado por ardientes tejados de zinc, he buscado cadáveres en los canapés que me daban durante la entrega de los Nobel, he comido huevos duros hasta caerme desmayado. Pero, sobre todo, he estado enamorado de su veracidad, de su ritmo, de sus matices, de su seducción, de su gracia, de su carisma. De su clase. Y ahora que este gran señor ya no saldrá nunca más de la pantalla, esta misma noche me pondré delante de una, enfriaré una botella de Pipper-Heidsieck y veré por vez tropecienta El Buscavidas. Durante dos días me perderé en un tapete verde en blanco y negro, y golpe tras golpe de taco descenderé a los infiernos entre mareas de orgullo, tristeza, determinación y entusiasmo, hasta que al final la derrota del Gordo de Minnesota redima para siempre mi estigma de fracasado. Gordo, has jugado como un maestro, le diré entonces, y él me responderá: tú también, Eddie, tú también…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con la muerte de Paul Newman comienza a cerrarse la edad en que el cine estaba animado también por sus grandes interpretes. Oscar Portela

PAUL NEWMAN: LA LEYENDA DE UN INDOMESTICABLE

POR OSCAR PORTELA

Carecía de la soberbia capacidad histriónica de Marlon Brando y esa luz que emana de un carisma que no viene de ninguna escuela de arte interpretativo.

Al mísmo tiempo carecía de la sutil inteligencia que poseía Montgomery Clift para dar características a las almas torturadas y las psicologías más complejas. Carecía del ángel y la belleza áspera de James Dean.

Pero en porciúnculas racionales poseía en si los tres atributos de sus compañeros del actor estudio.

Fue hermoso dicen pero también lo fue tres décadas antes Robert Taylor.

¿Y?

La fealdad de Ernest Borgnine le sirvió a este para llevarse un Óscar como primer actor en “Marty”.

Un verdadero interprete sabe ser feo cuando quiere y bello cuando lo necesita. Así son las cosas.

Así lo hicieron intérpretes como Laurence Olivier y Mis Bette Davis a sus modos por supuesto.

Pero Paul era en esencia un minimalista de la interpretación. En algún extraño sentido practicaba lo que el Actor Studio no enseñaba.

La sabiduría que tuvieron los Spencer Tracy y los Henry Fonda en otras décadas.

Decir lo más con poca cosa. Así, ésta leyenda que se va – icono de lo que debe ser un actor- pudo mostrar en un thriller como dar cuerpo y verdad a una historia y un guión como el de “Camino a la Perdición” de Sam Méndez , en la que permitió a su “oponente” alzar el nivel de su cota interpretativa.

Vaya con estos “mitos” que son seres casi únicos y extraordinarios como Paul Newman que hizo poco cine para haber estado tanto tiempo en la cima de los intocables de Hollywood.

¿Pero para que más?

Bastarían sus interpretaciones de “beautiful boy ” en “La gata sobre el Tejado de Zinc caliente” dirigida por el siempre eficaz Richard Broocks, o su estilo interpretativo, en el gran melodrama “Dulce pájaro de Juventud” – también dirigida por Brocks – y segundo contacto suyo con la obra de Tennessee Williams, - donde daba réplica a la soberbia Geraldine Page - para acotar el período en que su ojos azules causaron desmayos en la platea femenina.

En su corta filmografía hay mucho material de desecho. Pero mucha perla. Su mejor actuación para mí: el de abogado vencido y vencedor, alcohólico y superado, de “El Veredicto” de Sidney Lumet.

Y luego la bellísima “La leyenda del indomable”, de Stuart Rozemberg– un western lírico con una estupenda actuación y una efectiva dirección.

Por cualquiera de estos films pudo obtener un Óscar. Pero se lo dieron por la mediocre “El Color del Dinero” de Martín Scorsesse, y hacer taquilla con “Butch Cassidy” de George Roy Hill para abultar un poco sus desguazados bolsillos.

No olvidar por supuesto su colaboración con el loco de John Houston en “El juez de la Horca” o “El Hombre de Mac Kintosh” y olvidemos pues olvidada está su colaboración con Alfred Hitchcock en “Cortina Rasgada”.

Mientras podemos recordar su melancólica y otoñal interpretación de “Mrs. Bridges” guiado por Ivory y sus colaboraciones con Bénton.

Lo que parece haber olvidado todo el mundo a la hora de despedirlo es su magnifica “Rachel, Rachel” dirigiendo a su magistral esposa Joanne Woodward , y ese exquisito filme que nada debe envidiar al mejor Andrei Konchalovky, que es su adaptación de “El Zoo de Cristal” , filme que nadie vio y nadie premió, porque era un Newman demasiado intelectual y hacendoso.

Un paradigma difícil de repetir en nuestra época, el de Newman.

La leyenda de un indomesticable a todo esquema del “star sistem” y de los rostros que pasan como las hojas del otoño sin que luego nadie se acuerde de ellos.

Oscar Portela
2008-09-28

Corrientes Argentina

2002

Candidato
1994

Candidato
1993

Ganador
1986

Ganador
1985

Ganador
1982

Candidato
1981

Candidato
1968

Candidato
1967

Candidato
1963

Candidato
1961

Candidato
1958

Candidato

Año
Categoría
Película
Resultado
2006

Ganador
2003

Candidato
1984

Ganador

Author:
Oscar Portela

Begoña Argallo dijo...

Cuando se muere un artista que nos ha hecho disfrutar se muere una parte de nosotros. Pero lo bueno es que sus películas siempre estarán ahí para recordarnos quien era. Sin duda uno de los grandes.