| miércoles, 30 de enero de 2008 | 2:01


LIMPIEZA EN SECO
Hace mucho decidí que los artistas no teníamos por qué ser masoquistas. Fue por la época en que la experiencia me apercibió que ni los amigos ni las parejas tenían por qué ser para toda la vida. Sí, había excepciones, pero lo normal era que, con el tiempo, la gente cambiase sus intereses y sus actitudes, y que la mayoría de los que nosotros considerábamos nuestro círculo acababa por no tener más en común con nosotros que el ADN. Es cruel darse cuenta de ello, pero más cruel es darse cuenta de ello demasiado tarde.
Esa fe en mindundis que ya ni nos quieren ni nos aprecian ni nos protegen ni nada de nada no deja de ser una proyección de nuestros deseos, de un estado de ánimo caduco y ciego y que sólo alienta ya a un zombi emocional. La frase clave que hay que aplicar en estos casos a conciencia y si es necesario despiadadamente, es la que grabó Dumas en la puerta de su castillo: SÓLO QUIERO A QUIEN ME QUIERE. Es simple, es matemática, es eficacísima. En su momento, eché un vistazo a mi alrededor y me dije: ¿esta persona me cuida? Pues a esta la voy a cuidar yo el doble y cuando pueda le pongo un piso con plaza de garaje incluida; ¿esta persona no me cuida? Pues A LA PUTA CALLE, literalmente, y a otra cosa mariposa.
¿Soy un cabrón? A lo mejor, pero lo que tengo meridianamente claro es que prefiero ser un cabrón a un desgraciado. Y cada ciertos meses vuelvo a ejecutar la misma operación. Busco únicamente gente que me cuide y con la que podamos ser débiles juntos, que es básicamente lo que es tener amigos o una pareja, gente de la que pueda aprender y que me ayude a crecer, que me ame y que me haga el amor, que me llamen por teléfono a ver cómo estoy, que me animen, que me critiquen sin mala leche, que no me puteen, que se alegren de mis éxitos y estén ahí en mis fracasos, que se emborrachen conmigo y a la que pueda dejar dormir en mi casa con tranquilidad... Sé que son muy pocos, y puede que cada vez sean menos, pero desde que no paso ni una, no vean cómo ha mejorado mi vida. Y lo feliz que estoy.

5 comentarios:

Patricia Venti dijo...

Gracias, de todo corazon. Patricia

Anónimo dijo...

Me parece una postura correcta,es un derroche de energía el querer a quien no nos quiere, y en esta vida no se está para regalar nada, gracias a dios en general nos rodeamos de personas maravillosas que siempre estan ahi en tus mejores y peores momentos un besazo

Anónimo dijo...

Lo bordaste. Así deberíamos funcionar todos.

Anónimo dijo...

Buenas tardes: Te estás haciendo mayor. Esto lo demuestra.
Abrazos

Begoña Argallo dijo...

Sabíduría que da la edad, que por cierto deja mucha paz. Se está más solo, pero mejor acompañado y el tiempo libre queda para disfrutar de lo que de verdad te llena. Se aclaran mucho las ideas cuando asumes que tu vida tiene que ser como tú decidas, no como otros la planean. Y en todo caso, si apartas de tu vida por error, los amigos de verdad se recuperan solos. Ellos saben llamar a tu puerta para pedir perdón, algo que a un mal amigo ni se le pasa por la imaginación.
Que eso, que hay que hacer limpieza de vez en cuando y escoger lo mejor, lo verdadero y lo esencial.