| sábado, 22 de diciembre de 2007 | 0:06


KRIPTONITA


Hay un episodio de la Biblia especialmente apasionante del que hablan Mateo, Lucas y Marcos. Se trata de la oración en el huerto de Getsemaní, que para mí volvió a brillar tras ver la película de Mel Gibson, la maravillosa La Pasión, en la que su siniestrísimo y logradísimo Satán femenino se las hace pasar canutas a Jesucristo en lo que podría ser el reverso tenebroso del Jardín del Edén.
Situémonos.


La noche oscura como la tinta, la soledad, el silencio, la niebla retorciéndose sobre sí misma en aquel angustioso huerto de olivos. La factura de todo lo que rodea a Jesucristo parece haber sido hecha por un Caravaggio que quisiera imitar a El Bosco más descarnado y lisérgico. Y ahí le tenemos, en medio de la terrible y maniquea batalla entre el Bien y el Mal, en un colosal pulso espiritual, abandonado por todos, en medio de un silencio mucho más atronador que el de los hombres: el silencio de Dios. Por primera vez en su vida es sólo un hombre, y como un Supermán aturdido por el cristal verde, Jesucristo deja de ser temporalmente un superhéroe, no puede caminar sobre las aguas, no puede multiplicar los panes y los peces, no puede resucitar a los muertos... Mucho antes de reprochárselo a su Padre en la cruz, implora, pero nadie le responde, allí, en mitad de la noche negra, destronado, y entonces empieza a sudar sangre, entre los olivos...


Tuvo que ser terrible para él: convertirse en un simple mortal, un mortal que intuye todo el flagelo, el vejamen y el ultraje que todavía deberá sufrir. Él, que hace nada podía detener ejércitos con una respiración. Y entonces el miedo, nunca antes experimentado, que paraliza y anula, que se va introduciendo en su mente, un miedo que crece y se multiplica, que va abriendo puertas a otros miedos y así sucesivamente, el miedo como un templo que va construyéndose poco a poco en su interior... El miedo, que es lo que finalmente le hace de verdad humano.

2 comentarios:

alelo dijo...

Son fechas para revivir pasado, para vivir presente y desear un futuro mejor. Que tengas felices fiestas y que el año que entra sea un poco mejor que el que se va.


Feliz Navidad.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Muchas gracias. Igualmente.