| martes, 4 de septiembre de 2007 | 18:29



PEQUEÑO MANUAL DE AUTOAYUDA
(segunda parte)



Decía Antonio Corbacho, antiguo apoderado de José Tomás, que nunca se había portado tan duramente con un torero como con él, y ponía como ejemplo el día en que cortó dos orejas y un rabo en una plaza mexicana. Cuando se iba a meter en la furgoneta, le dijo que no, que tenían que volver al rancho donde estaban alojados, a unos diez kilómetros, corriendo. José Tomás aceptó sólo si le acompañaba, y ambos fueron al trote, él vestido de torero y Antonio de paisano. Ésta es una buena manera de demostrar que las cosas hay que hacerlas hasta el final, con los pies en la tierra y con todas las consecuencias, y que hay que poseer más cosas que valor y ganas de trabajar si quieres conseguir algo. Toda vez que ya hemos creado una imagen de nosotros mismos, cuanto más grande, mejor -Goethe aseguraba que cuanto más allá situemos nuestros sueños, tanto más lejos nos llevará la experiencia-, hace falta también renunciar a cuotas de intimidad y espacio, y seguir ciertas líneas de exigencia.

-Sea sociable, relaciónese con gente. El mundo es un reflejo de myspace, una infinita malla de links, donde en seis grados de separación puedes acabar conociendo a la gente más inesperada. En ellos encuentras contactos, experiencia, amistad, ideas, que te ayudan a romper el círculo virtual al que tendemos todos, en el no nos despegamos de las mismas costumbres y seguimos las mismas inercias. Recuerde: a más adaptación, menos adaptabilidad: la inteligencia se nutre del cambio, de la anticipación, de la incertidumbre.

-Aguante a pie firme los desiertos. En las crisis que se producen cuando se cambia, es decir, cuando lo viejo se resiste a morir y lo nuevo aún no ha llegado, usted estará un tiempo en una tierra de nadie donde ya no es lo que fue y todavía no es lo que será.


-Dicen que el mejor amigo del hombre no es el perro, sino el chivo expiatorio. Cuando las cosas no salgan, no busque culpables más allá de usted y estudie sus errores.

-No haga como Voltaire, que solía servirse el mejor Borgoña mientras daba a su huésped el vino ordinario. Sea generoso. Invite, regale, haga favores… Aunque de diez individuos nueve le salgan rana, es el mejor filtro para hacer amigos que duren. Vale la pena pagar el precio.

-Dude solamente cuando no tenga que actuar, porque todo en la vida es el resultado de una negociación o de una pelea.

-Cuando consiga lo que quería, cuide de la gente que le rodea o que le ha ayudado a conseguirlo.

-Y lo más importante, manténgase unido umbilicalmente a su familia y a sus amigos. A medida que pasa el tiempo, cada vez son más difíciles las emociones sinceras, y ellos son los únicos que le ayudarán a mantenerlas. Además, también serán los únicos que le criticarán, que le dirán la verdad.


Al final, lo importante es que habremos conseguido darle un sentido a nuestra vida, un sentido tal que ni siquiera la muerte podrá arrebatárnoslo ya.

7 comentarios:

Unknown dijo...

¡Qué sabiduría, chocho (y espero que no te moleste lo de chocho, que yo lo digo por decir, como muletilla, y tantas veces que ya no significa nada)! Me recuerda un poco a Paulo Coelho, sólo que con otro rollo más de intelectual. No sé si me entiendes...

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Ja, ja... Precisamente la entrada es una caricatura a la manera Coelho y otros cientos más de gurús. No obstante, hay partes que curiosamente funcionan.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Ah... entonces te ha salío bien, chocho. Por cierto, cambiando de tema: estás buenísimo.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Me miras con buenos ojos, pero se agradece.

Portarosa dijo...

Pues sigo estando de acuerdo. No te compares con Coelho, hombre...

Portarosa dijo...

A ver qué te parece esto, a mí me gustó bastante:

http://www.efimera.org/anotaciones/manifiesto-para-el-crecimiento

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Gracias por las referencias.